Pinturas del siglo XVII al XIX
3- ANALISIS DE OBRAS
En el siglo 17, las demostraciones anatómicas de la Amsterdam Gremio de Cirujanos evolucionaron en eventos concurridos que asistieron frecuentemente por miembros del público. Durante este tiempo, el Gremio encargó un gran número de pinturas del grupo para esos famosos artistas holandeses como Rembrandt y Cornelis Troost…3.1- Obra de Michiel van Mierevelt
“La lección de anatomía del Dr. van der Meer”. Michiel van Mierevelt – 1617.
Esta obra es una de las primeras representaciones que en su temática representan una lección anatómica. Muchas opiniones plantean que los personajes allí presentes están solo por el mero hecho de tener el privilegio de participar en un acto público, el cual en este tiempo tenía un gran prestigio, es decir, el simple hecho de obtener un impacto positivo social, el cual era otorgado por la presencia en estas disecciones públicas. Es relevante plantear que según los historiadores, el gran pintor holandés, Rembrandt, uso como modelo este cuadro para la creación de su obra más famosa en torno a la relación arte-anatomía “La lección de anatomía del doctor Nicoales Tulp”.
en esta obra el cadáver no se muestra completo, si no que se ocultan los pies y se muestra solamente el torso. Nótese además, que tanto Mirevelt como Rembrandt ocultan el rostro del fallecido, el primero mediante un paño y el segundo a través de un magistral juego de sombras.
Por otro lado Rembrandt suprime toda alusión al Teatro de Anatomía, que sin embargo todavía pervive en la obra de Mirevelt (recordemos que hay una distancia de quince años entre ellas), y que hasta entonces había sido más o menos representado en lienzos y grabados.
Observación personal:
Esta obra, la cual en este ámbito de lo pictórico da apertura a este tema “ANALISIS DE OBRAS PICTORICAS SIGLO XVII- XIX”, postula y ratifica el contexto arte-anatomía, y es un claro ejemplo que dispone nuestra historia del arte en este aspecto.
Un aspecto que comprende esta obra, es su carácter social en torno a una acción que en épocas posteriores y porque no en épocas actuales se a convertido en un tabu, “las disecciones humanas, frente a un público”
La clara representación de los personajes, dan a entender un conocimiento muy labrado en cuanto al campo de la proporción, anatómica humana; el uso de las perspectivas en todos los personajes es muy rica y variable, lo cual crea multiplicidad de observación tanto en los personajes representados como en nosotros como espectadores de la obra.
3.2- Obra de Thomas Keyser
“La lección de osteología del Dr. Egbertsz” Thomas Keyser – 1619
“La particularidad de esta pintura es que a diferencia de otros retratos, el grupo no examina un cadáver sino un esqueleto. Aquí el profesor, que lleva la cabeza cubierta con un amplio sombrero de copa, señala con un estilete un sector del húmero. Muchos catedráticos usaban grandes sombreros ya que consideraban que los mismos les otorgaban mayor jerarquía frente a sus discípulos.”[1]
Esta obra pictórica instaura la importancia en cuanto al sentido estructural del cuerpo humano, la representación de una estructura ósea humana en su totalidad da a entender la complejidad del descubrir humano, esa necesidad de conocimiento que llevo en esos tiempos a escudriñar el cuerpo humano.
En esta pintura se puede observar la simetría, en pocas palabras el equilibrio armónico de dicho obrar artístico. La ordenada disposición de los personajes en torno al centro, un centro en el cual se puede percibir el ambiente temático, en pocas palabras la idea en sí de la obra “la estructura ósea anatómica del cuerpo humano”
Observación personal:
Algo que es muy propio en esta obra es la predominación del negro en su estructura pictórica, aunque según academicistas el uso exagerado de un color en ultimas crea el punto de tención en cualquier obra, en esta representación artística la forma como interactúa con los colores claros es clave, en pocas palabras el difumino presente en esta obra es imponente y muy bien manejada, hasta con el pleno juicio de decir que el negro no molesta en lo absoluto.
La impresión positiva que otorga la buena definición de los personajes es un punto por destacar en esta obra; el esqueleto humano aquí presente, el cual sin temor a equivocarme es el protagonista de la obra, presenta un carácter de estudio de forma, función, textura, color …entre otros, adecuado y muy bien plasmado. El conocimiento anatómico se hace ´presente en la estructura, el cimiento, el aparato óseo del ser humano.
3.3-Obras de Rembrandt
3.3.1- “La lección de anatomía del doctor Nicoales Tulp”.
“La lección de anatomía del doctor Nicoales Tulp”. Autor: Rembrandt. 1632. Mauritshuis, La Haya.
Obra realizada en 1632, de estilo barroco por el pintor Holandés Rembrandt Harmenszoon van Rijn, como encargo del Dr. Nicoales Tulp, importante cirujano y profesor de anatomía de Ámsterdam. Esta lección de anatomía pictórica fue en pocas palabras la cumbre de dicha temática, “arte-anatomía”. En esta se maneja todo el sentido de complementariedad de conceptos, los cuales se mencionaron anteriormente. Este obrar artístico contiene un gran significado pictórico universal en la representación escenográfica de una lección anatómica y sin duda consagro a Rembrandt como retratista.
Allí se puede observar la disección de la mano izquierda de un cadáver humano, con mayor exactitud del cuerpo del ladrón Adriaan Adriaanszoom, quien había sido condenado a morir en la horca. Como todas las disecciones el carácter aquí existente es de estudio y de aprendizaje para el espectador tanto pintado en la obra como el que no.
De los personajes allí presentes es oportuno mencionar que fueron pintados por sus propios méritos monetarios, ya que la fama que adquirían era deseable y altamente valorable, es decir, el poder estar en una obra pictórica y más aún en una escena de disección humana que tenía un sentido de inmortalización y de prestigio social, valía con creses el pago.
En esta obra se plasman los cirujanos Jacob Blok, Hartman Hartmanszoon, Adraen Slabran, Jacob de Witt, Mathijs Kalkoen, Jacob Koolvelt y Frans Van Loenen. Sus nombres están en la lista que uno de ellos tiene en su mano.
Según datos de estudio, esta obra se ha restaurado varias veces y en vida del pintor presento varias transformaciones que pueden versen por medio de rayos X. Se pueden observar dos datos médicos interesantes: el brazo diseccionado es más largo que el derecho, por lo que se supone que el modelo es de otro "paciente". Adolece también de un error anatómico, pues el músculo flexor superficial no se inserta en el húmero, en el sitio donde fue pintado. También la mano derecha es distinta y se supone que fue pintada después, de otro modelo.
Es irrefutable la exactitud de los músculos y los tendones reproducidos allí por el joven Rembrandt. No se sabe dónde obtuvo tal conocimiento; es posible que copiara los detalles de un libro de texto de anatomía.
El cadáver está tumbado al estilo de Cristo muerto, con lividez cadavérica. La cara del cadáver queda parcialmente en sombra, sugiriendo la umbra mortis (sombra de la muerte), una técnica que Rembrandt utilizaría con frecuencia.
Un dato que ratifica el rápido crecimiento artístico de Rembrandt es que esta es la primera obra en que la firma no está constituida por sus iniciales RHL (Rembrandt Harmenszoon de Leiden) sino por su apellido.
“Rembrandt fue el primero que ofreció una visión original de esta escena al evitar que los personajes se mostraran rígidos, haciendo que participasen en la disección y creando un efecto similar al de una fotografía.”[2]
Observación personal:
Esta obra reproduce claramente una lección anatómica que gira en torno a la promulgación de un saber estructural en torno a las partes internas del brazo izquierdo de un ser humano; sus capas de la piel, músculos, tendones, y aún más adentro, la estructura ósea del brazo, son referenciales, y en una manera que no da cabida a discusión alguna .
En cuanto al color, este crea una atmosfera de realismo, e impacta su contraste de ultratumba con el conocimiento. El interés de los personajes, sea al obtener, conocimiento o reconocimiento, son claros, esto debido a la calidad de retratación de estos. En pocas palabras el creador de esta obra poseía conocimiento con respecto al contexto que quiso infringir en la obra, “conocimiento anatómico”, aunque este conocimiento anatómico no sería de mucho sin la complementariedad que implica sus sentidos artísticos, y en mayor intervención el sentido de la visión.
Se puede observar la distinción que se le adscribe al personaje estudioso “el anatomista”, con la representación distinta en cuanto a su vestuario y en la cual se puede observar un sombrero, que según estudios y observaciones dichas por artistas son motivos del alto estatus social del doctor o anatomista en su respectiva época.
3.3.2- "La lección de anatomía del Dr. Deijman".
Título: "La lección de anatomía del Dr. Deijman". Autor: Rembrandt. Museo: Rijksmuseum de Ámsterdam. Año de realización: 1656
Según los historiadores esta obra fue uno de los grandes encargos que Rembrandt tuvo en su productiva vida como pintor. Las medidas de esta obra oscilaban entre los 300cmx200cm pero debido a un incendio este cuadro se alteró sufriendo así grandes daños que provocaron obligadamente el recorte en sus partes superior y laterales.
Se ilustra en ella al Dr. Deijman efectuando una disección cerebral y a su lado izquierdo se observa a su ayudante quien en su mano izquierda sostiene la cubierta ósea del cráneo del cadáver humano diseccionado, mientras mira fijamente dicho procedimiento. Se dice que en la obra en su totalidad se podían observar siete figuras más.
En este encargo Rembrandt ubica los personajes de forma muy diferente a su primera obra en la que se observa una temática anatómica “La lección de anatomía del doctor Nicoales Tulp”, la cual fue planteada en su forma y disposición de sujetos y objetos por el cirujano que le encargo la obra, es decir debido a su gran prestigio que adquirió después de dicha obra como pintor de retratos él tenía la potestad de jugar con la distribución de los componentes vivos y muertos en su obrar artístico; el artista coloca la figura del cadáver tendido frente al espectador, el mismo presenta el abdomen abierto, y por detrás aparece el Dr. Deijman, recortado tras el incendio.
Observación personal:
Al observar esta obra, surgen muchas apreciaciones que van ligados con el inevitable apetito del conocimiento humano. El experimentar con cuerpos muertos fue cruel y bellamente el surgir de una rama de la ciencia que actualmente es muy importante en muchos campos del accionar del ser humano.
Aquí en esta obra se aprecia muy explícitamente la disección de una cabeza humana, los colores dan sensaciones de realismo ya que los estudios actuales lo ratifican, es decir el adecuado uso de color y líneas, degradados de estos dan dicha sensación.
Un contraste de vida y muerte se es observable en la obra, una vida tranquila, relajada que espera sin ningún afán el saber de lo escondido, un saber existente en la muerte; vida representada por el individuo que sostiene el casco o tapa del cerebro del cadáver diseccionado y muerte el cadáver, un cadáver humano frio y lleno de saberes que en este acto de disección se revelan poco apoco.
3.4- Obra de Adrian Backer
“La lección de anatomía del Profesor Ruysch”. Adrian Backer – 1670.
En esta imagen, la disposición del cadáver es en diagonal y los protagonistas se disponen en dos grupos a ambos lados del mismo. Se observa al profesor con un bisturí en la mano derecha, disecando la región femoral anterior de un cadáver y estudiando, posiblemente, las válvulas de los vasos linfáticos (otro de sus descubrimientos anatómicos), tema sobre el que ya había publicado su Dilucidatio vaivularum in vasis lymphaticis et lacteis, en 1665.[3]
Observación personal:
En esta obra se puede apreciar un rico contexto pictórico, en el cual convergen contrastes entre luz y sombra que son muy utilizados en esta época barroca. El fondo de la pintura posee un carácter griego que en últimas da a entender al espectador entre muchas cosas los orígenes de la pasión por el cuerpo humano en todos sus aspectos.
La representación cadavérica situada en forma diagonal sobre una mesa , y la contemplación por parte de muchos individuos, le otorgan, no solo a esta obra si no a muchas en esta época el carácter participativo a nivel social, y en ultimas la importancia de la interacción con un personaje de alta alcurnia como lo eran y siguen siendo “los anatomistas- médicos- doctores”
3.5- Obra de Jan Van Neck
“La lección de anatomía del Profesor Ruysch”. Jan van Neck – 1683.
Entre las numerosas “Lecciones de Anatomía” que se pueden encontrar, realizadas durante los siglos XVII y XVIII, fundamentalmente en Holanda (aunque también en otros países), ésta destaca por la particularidad de que se está realizando la disección un recién nacido (un recién nacido que aparenta ser demasiado mayor para serlo realmente), al que se han extraído las visceras abdominales, pero permanece todavía unido por el cordón umbilical a la placenta cuya vascularización parece ser el motivo de estudio. A la disección asisten expectantes cinco caballeros, posiblemente -aunque no los he podido identificar- miembros del Gremio de Cirujanos de Ámsterdam, además del Dr. Ruysh (que aparece con la cabeza cubierta por un sombrero, en razón de su preeminencia) y del propio hijo de éste, Hendrik, quien con el tiempo continuaría la labor de su padre y aquí vemos, en los inicios de su formación anatómica, sosteniendo entre sus manos el esqueleto de otro recién nacido, a modo de referencia para los presentes.[4]
En este cuadro el profesor no ocupa el centro de la composición como en la mayoría de las pinturas sino uno de sus extremos. Se observa el cadáver de un recién nacido, al que han quitado las vísceras abdominales, que mantiene la unión a la placenta cuya vascularización parece ser el motivo de estudio. En el extremo derecho aparece un joven que sostiene un esqueleto de bebé mientras observa la escena, es el hijo del Prof. Ruysch, quién años más tarde continuaría con la labor de su padre.[5]
Observación personal:
La muerte no distingue ricos ni pobres, y en este caso adultos, jóvenes o pequeños niños; esta pintura refleja un sentido de no exclusividad de la muerte, y un aprovechamiento humano por la intervención de lo micro a lo macro (niño-adulto), y la creación de relaciones estructurales del interior del ser humano, una relación en sus diferentes etapas de desarrollo.
La alta implementación de claroscuro y difumino en la obra es apreciable, y el manejo de volumen en los vestuarios y rostros de los personajes es más que evidente, el realismo es indiscutible, ya que a simple vista el espectador encuentra un equilibrio en la obra y los puntos de tensión no son tan agresivos lo que posibilita el recorrido visual sin contratiempos en la obra.
3.6- Obra de Cornelis Troost
“La lección de anatomía del Profesor Roell”. Cornelis Troost – 1728.
Este cuadro es de un siglo posterior, el XVIII, lo que demuestra que estas obras se han ido sucediendo en el tiempo. Se puede apreciar al profesor de pie disecando la región de la rodilla y a sus discípulos, todos impecables con sus trajes y pelucas adecuados a la época.
Había una tradición en los Países Bajos, de alrededor de 1600, de encargar retratos de grupo de los miembros de alto rango de un gremio, que se mostrará en la sala del gremio. Los funcionarios de los cirujanos gremios en Delft y Amsterdam fueron retratados de vez en cuando llevar a cabo una de las funciones de la alianza, por ejemplo, llevar a cabo una disección anatómica anual.
La ocasión dio una maravillosa oportunidad para los muchos pintores de retratos de talento en esas ciudades para mostrar su habilidad. Esta pintura muestra a los oficiales del gremio de cirujanos de Ámsterdam en 1728, con su profesor de anatomía, Willem Roell, la disección de la articulación de la rodilla. A la izquierda está el asistente gremio siempre a mano un cuchillo afilado para el anatomista. Los tres cirujanos de alto nivel sobre el derecho fueron despedidos en 1732 por malversación de fondos de la alianza y de fraude en relación con la concesión de los certificados.
Observación personal:
En esta obra se representa la disección de una pierna, y se ven claramente los músculos, cartílagos y huesos que se sitúan en la rodilla que constituye el cuerpo humano.
La complejidad representacional del cuadro en torno a los personajes es alta, ya que el simple hecho de detener nuestra mirado en los vestidos de los individuos allí plasmados nos da una idea al proceso del pintor, un proceso que requirió mucho tiempo, muchas mesclas de colores y ante todo una maestría indiscutible con su labor como pintor.
3.7- Obra de Augustine Ferret-Perrin
“La lección de anatomía del doctor Alfred Velpeau”. Augustine Ferret-Perrin
Esta pintura es una obra realizada en el contexto del periodo del romántisismo, por el pintor francés Augustine Ferret-Perrin. En esta se plasma al doctor Alfred Armand Louis Marie Velpeau, quien está efectuando una clase de anatomía. Este doctor se caracteriso por ser un famoso obstetra y cirujano francés del siglo XIX. Es un autor de un famoso Tratado elemental del arte de los partos (1830). Cabe también decir que Velpeau fue uno de los cirujanos más famosos de su tiempo y a él se debe un detallado estudio descriptivo de la leucemia muy avanzado para su época.
Velpeau aparece representado con aspecto venerable, como un héroe de los tiempos románticos de la medicina, rodeado de sus discípulos y en el momento de proceder a la disección de un cadáver en la sala de anatomía de la Facultad de Medicina de París.
Observación personal:
El interés por los contextos que giran entre la relación arte y anatomía llego a evidenciarse con menos fuerza en este siglo XIX, debido a las muchas prohibiciones que giraban en torno a las disecciones públicas, pero no se le quita el mérito a estas pinturas de siempre ir encaminada por lo menos hasta acá en un acto intangible de enseñanza, en un acto de afianzacion de conocimientos adquiridos por el médico y el aprendizaje inducido hacia el espectador o participe de la obra.
Los tonos de colores presentes en este obrar artístico son fríos, serenos, es un sentido lógico de la materia utilizada para una acción de carácter sombrío, sugestivo y temeroso, aunque de algún modo el color azul claro del vestido del personaje de la derecha actúa como un punto de tensión que podría decirse, “contrasta con los tonos grisáceos de la pintura”.
3.8- Obra de Enrique Simonet
“La autopsia del corazón" Óleo sobre lienzo; Museo de Bellas Artes. Málaga. España. Enrique Simonet. 1890. 176,5cmx292cm
Esta sobrecogedora obra recoge el momento en el que el forense realiza una autopsia a una joven que yace sobre una mesa. El tratamiento realista del tema y su crudeza han hecho que algunos autores encasillen esta pintura dentro del realismo social; la obra también sobresale por su interés por los contrastes lumínicos además del detalle de la representación realista y la rigurosidad anatómica. Algunos detalles son, en verdad, excepcionales: la delicada luz de que se refleja en el agua de la vasija sobre la mesa, la crudeza mortal de los escalpelos, y, sobre todo, los contraluces de los botes de formol junto a la ventana.
Hay también un acusado contraste entre el riguroso y sobrio atuendo del anciano y el descuidado blanco envolviendo a la joven; el cabello rojizo intenso de la joven frente el gris apagado del anciano; las manos nervosas y vivas del cirujano frente a la relajada flacidez en la mano de la mujer, la verticalidad de él, la horizontalidad de ella, la juventud y la vejez, la vida y la muerte, y en medio de todo, en la parte más oscura y con menos vida del cuadro, en la mano del anciano, el corazón recién extraído de la bella joven, presidiendo el cuadro.
El puritanismo de la época permitió representar el desnudo de una bella joven dándole un sentido moral muy del gusto de la época. Muerta prematuramente, posiblemente a consecuencia de los “excesos de una mala vida” (mejor sería pensar que por hambre y tuberculosis), el médico que realiza la autopsia parece sorprenderse de que esta mujer “de la calle” tuviese corazón. En un juego de varias lecturas, el pintor incluso podría querer explicar al público burgués de los salones que, incluso en las personas de los estratos más bajos de la sociedad puede encontrarse un buen corazón.
“La luz, que penetra por la ventana de la derecha ilumina las dos figuras protagonistas de este cuadro: el médico y la puta. Permitámonos llamar por su nombre a la mujer, evitando desde un principio denominaciones eufemísticas, que son fruto de la hipocresía de nuestra sociedad. El médico sostiene en su mano izquierda el yermo corazón de la puta, mientras su rostro refleja una tímida mirada entre sorpresa y candidez. Parece que el buen señor, probablemente antiguo cliente de esa o de otra mujer, no acaba de entender la razón por la que una puta pudiera contener el mismo corazón que cualquier otro ser humano. Incluso su mano derecha, parcialmente apoyada sobre la mesa de autopsias, ayuda a que el médico se mantenga solidamente sostenido sobre sus piernas, frente a la turbadora presencia del corazón.
La bella mujer, que por puta no había dejado de serlo, descansa sobre la dura mesa de madera, apagada ya la luz de su vela, que algún día iluminó seguramente a muchos de quienes la conocieron. El cabello casi pelirrojo, cae indolente por fuera de la mesa invitando al espectador a recrearse con sus caprichosos rizos e imaginar a algún fugaz amor entremetiendo sus dedos entre ellos. El pecho, aún firme, nos habla a las claras de la temprana edad de la llamada de Dios, probablemente queriendo ahorrarle años de penuria y sufrimiento. Finalmente el autor nos quiere señalar el principal órgano de su profesión mediante la exposición del bello pubiano que lo anuncia. Curiosamente no nos muestra, avergonzadamente, la enorme incisión que el médico le ha producido en la extracción del sorpresivo corazón. Por el contrario nos deja ver, en posición dominante, los escalpelos que ha utilizado en tal siniestra maniobra”[6]
Observación personal:
Esta pintura presenta según comentarios de observadores, muchos sentimientos escondidos que al ver la obra surgen como hipótesis, como meras especulaciones, valor agregado de la obra y en ultimas el sentido esencial de cualquier obra, dar a conocer una esencia, un sentimiento que permita que la mente humana vuele, vuele en busca de aquello que el artista quiso representar en su obrar “el mundo intangible de las ideas”.
La luminosidad eterna existente en esta obra abre nuestros ojos y nuestra mente, y con el contraste tétrico que posibilita la muerte el cual es de escasa interpretación en la obra, es claro afirmar que la luz “vida” venció a la oscuridad “muerte”. Metáforas como estas hacen que la obra cobre vida. El aspecto sereno y de búsqueda de ideas de soluciones de interrogantes son visibles o más bien percivibles en la actitud del personaje allí pintado, el cual sostiene con inquietud aparente aquello que en esencia es vida “el corazón”.